2012 La odisea


El 21 de diciembre de 2012 termina el Calendario Maya. Varias profecías interpretan esta fecha como la llegada del fin del mundo, pero este documental analiza las investigaciones de varios expertos que nos descubren los secretos de los Mayas y otras culturas ancestrales que nos anuncian un cambio hacia una nueva conciencia y el inicio de una nueva era para la humanidad.

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Se trata de una “road movie” “new age”, un viaje de aprendizaje que emprende la documentalista Sharron Rose por Estados Unidos para preguntarle a distintas personalidades por el futuro que se nos avecina.

En tal periplo entrevista a John Major Jenkins (autor de El código azteca), Gregg Braden (El código de Dios), José Argüelles (El factormaya ), Moira Timms (Guía para la Nueva Era) y al documentalista Jay Weidner, productor a su vez de esta película. Braden, que cree que el mundo no es sino el espejo de nuestro interior, hace hincapié en la alineación astronómica (se sucede una cada 26 mil años) que se producirá en 2012 y que influirá en los seres humanos irremediablemente. 

No son catastrofistas los mensajes de 2012, sino de esperanza hacia una nueva humanidad, hacia una era más armoniosa. De hecho se dice claramente en la película: “No eludas tus compromisos para 2013, porque el planeta seguirá girando”. Se apunta incluso a que muchas teorías catastrofistas no tienen una buena base.


El mensaje final es que estamos en un momento crucial que tenemos que aprovechar. Debemos darnos cuenta de las cosas que hemos hecho mal y poner remedio. Alberto Villoldo, chamán, director durante años del Laboratorio Biológico de la Universidad de San Francisco y autor de best-sellers como Las cuatro revelaciones, dice que “nos hemos olvidado de vivir con ética”. Si el mundo está encaminado a la fatalidad esto no es sino consecuencia de nuestros actos: “No se pueden cortar todos los árboles, no se pueden pescar todos los peces…” Al menos no impunemente.


La espiritualidad, tan vieja como el ser humano, ha cobrado hoy día un sentido ridículo para mucha gente. Es lógico: a medida que más creemos en los bienes materiales más nos alejamos de laespiritualidad . Es un concepto infravalorado, absurdo para gran parte de la gente, crucial para otra mucha. Y es extraño que así sea porque forma parte de nosotros desde tiempos inmemoriales.




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